El mono
Es casi humano,
casi,
pero no tanto.
Cuando duerme parece un niño.
Paco lo llaman:
Paco Paco.
(A veces se llaman Paco
a veces no,
a veces otra cosa).
Dormido
seguro sueña con ser grande
como los grandes.
Pero de día
se lo pasa jugando
como niño:
da vueltas y volteretas,
se agarra de un palo
y se columpia,
o sube en el árbol
y se cuelga
bocabajo
de la cola
o de las dos piernas,
que parecen
brazos.
Mas lo que más le gusta
es saltar
de una bancada
a otra
así no más,
sin criterio
pero con una gran agilidad
que a uno le da envidia,
de veras,
envidia:
vive en circo
permanente.
Y cómo come
¡dios mío cómo come!
y no parece engordar:
es que parece mentira.
Será el
ejercicio y todo,
supongo yo,
los brincos
de un lado
a otro,
¡qué maravilla!
Y se rasca,
como un niño,
se pasa todo el día,
rascándose,
o agarrándose
del ombligo
o de otra cosa
¿qué sé yo?
sin pena,
o aparentemente sin pena
aunque es penoso
cuando uno se le acerca,
y tapa la cara
con las manos
o con la cola
o con las dos
y no te mira
para nada
sino de reojo
como si algo bien
vergonzoso
sintiera,
aunque pronto se le pasa
y en seguida está
otra vez
brincando
de una bancada a otra
como si nada.
Monterroso me dice
que en Guatemala
hay unos monos
muy sabios
¿qué sé yo?
Políticos,
por lo menos
¿verdad?
John Lyons, Managua, 1992
Note: Paco was the name that Ernesto Cardenal gave to a monkey he once bought from a poor family, thinking perhaps to give it a better life. The monkey was kept in the back garden and his antics were an endless source of entertainment.